Doce años han pasado ya desde aquel 5 de diciembre de 1997 en el que quedaba inscrita en el registro del Patronato de Fundaciones Docentes la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI). La Universidad de Oviedo asistió a su nacimiento y ha vivido en primera persona, a lo largo de estos años, su consolidación como referente mundial en el campo de la Bioética. Este breve pero intenso período, colmado de Congresos Mundiales, debates y publicaciones, es un motivo de felicitación para todos. Una felicitación que comienza por el artífice del proyecto, el Dr. Marcelo Palacios, y se extiende al Comité Científico, que con sus ponencias ha iluminado la compleja frontera entre los avances científicos y tecnológicos y el respeto a la dignidad y libertad del ser humano.
Poco podía imaginar el Prof. Potter cuando en los años setenta acuñó el término Bioética, la trascendencia que un concepto, ligado en un primer momento a los campos de la biología y el medio ambiente, iba a adquirir años más tarde. Los avances en biomedicina de las últimas décadas, sumados a la gran eclosión de las tecnologías, nos obligan a abrir un nuevo escenario para la reflexión, que parte de la necesidad de apoyar e impulsar toda actividad científica que vele por el interés general, que esté al servicio del progreso de la humanidad y que contribuya a paliar los males que hoy aquejan a la sociedad. La Universidad de Oviedo, principal actor de la investigación en la región, es consciente de este reto y por eso ha puesto en marcha un Comité de Ética, que se responsabiliza de que los proyectos científicos desarrollados en el seno de la institución sean éticamente viables.
Desde la Universidad de Oviedo compartimos la constante labor de la SIBI por extender la Cultura Bioética, que defiende, en definitiva, la necesidad de armonizar los avances científico-técnicos con la vida y la dignidad humana. Con esta premisa nació la SIBI, con una carta de presentación que trascendió las fronteras nacionales: La Convención de Asturias de Bioética (1997). La Firma en Oviedo de este documento de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa sentó las bases de la protección de los derechos humanos en relación con las aplicaciones de la Biología y la Medicina. Desde entonces, la SIBI ha sabido mantener un debate riguroso y sereno sobre temas que afectan a toda la sociedad, sin exclusiones, desde la eutanasia, la reproducción asistida, la investigación con células madre o el genoma humano, hasta el hambre, la pobreza y la violencia que acechan al mundo, problemas abordados en los diferentes Congresos Mundiales de Bioética celebrados.
La actividad de la SIBI no sólo ha estimulado el debate científico sino que ha logrado convertir a Asturias, y a Gijón en particular, en un lugar de encuentro de investigadores nacionales e internacionales, Premios Nobel y Premios Príncipe de Asturias, que han compartido auditorio con estudiantes y representantes de todos los ámbitos sociales.
Creo que son sobrados los méritos acumulados en estos años de vida. Como Rector de la Universidad de Oviedo me siento honrado de que la institución académica asturiana forme parte de este proyecto presente y futuro.